Tras la euforia de un fin de semana de 40º Congreso del PSOE en Valencia, donde el sanchismo se abre camino sin oposición alguna y donde Vicent Torres deja su puesto en la Comisión Ejecutiva Federal como secretario de Provincias, Diputaciones y Cabildos (órgano que desaparece en el nuevo organigrama) para ser sustituido por el menorquín Marc Pons, los socialistas tocan con los pies en el suelo y descubren que pese a gobernar, sus mayorías en Congreso y Senado son exiguas y poco estables.
Así, la Cámara Alta aprobó la toma en consideración de la proposición de ley presentada por el PP relativa al régimen fiscal especial para Balears, con el destacable voto a favor del senador autonómico Vicenç Vidal (Més per Mallorca) y los votos en contra de los senadores socialistas, que no pudieron camuflar su indignación por la derrota sufrida, que les deja más en evidencia que nunca porque, una vez más, antepusieron la disciplina de partido a los intereses de los ciudadanos de Balears.
El senador autonómico y líder del PP ibicenco, José Vicente Marí Bosó, defendió hábilmente la iniciativa que, por lo demás, era calcada a la aprobada unánimemente en el Parlament de Balears y que aprobó el Consejo de Ministros en 2019, bajo la presidencia de Pedro Sánchez.
Los socialistas votaron en contra de la toma en consideración de la iniciativa con el peregrino argumento de que había que dejar negociar al Govern balear con el Gobierno de España. Largo me lo fiáis, teniendo en cuenta que desde 2019 no se ha avanzado nada al respecto. Y para rematar el fiasco, entre alaridos y rasgándose la camisa, exigieron al PP que voten a favor de los Presupuestos Generales del Estado para 2022 porque incluyen 183 millones por el factor de insularidad.
¿Votó el PSOE a favor de los PGE2019 de Mariano Rajoy porque tras una enmienda de Nueva Canarias, incluían el aumento del descuento de residente para viajar hasta el 75 %? Evidentemente no. Nunca el PSOE votó ni votará a favor de unos presupuestos elaborados por el PP, por buenos que fueran y por positivos que resultaran para Balears. ¿Por qué reclaman ahora al PP que hagan lo que ellos jamás han hecho ni harían en ningún caso? No hace falta ponerse en evidencia y rozar el ridículo de una forma tan lastimosa.
Este nuevo escenario dibuja un divorcio más que severo entre PSOE y Més per Mallorca, aunque esta formación se siente cómoda así, sobre todo porque está en pleno proceso de primarias para elegir a su nuevo líder y porque ya toca escenificar un papel más reivindicativo con Madrid de cara a las próximas elecciones de 2023, pero siempre dentro del Govern Armengol.
Pero lo mejor de todo es que la tramitación del proyecto de ley habrá de depararnos momentos hilarantes pues harán falta muchos juegos de prestidigitación para que el PSOE siga oponiéndose al régimen fiscal. Podrán tener mayoría para tumbarlo en el Congreso, ya veremos cómo, pero el retrato va a ser antológico. Y el desgaste, aún mayor.