Es Martell, Puerto de Ibiza. Sábado 5 de enero a las 18:00 horas. Hay miles de ibicencos e ibicenquitos expectantes. Niñas y niños con ojos brillantes de ilusión por presenciar la llegada en barco de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente.
Luces intensas, danzas trasladándote a la magia de Oriente, la emoción contenida se respira entre cientos y cientos de personas y niños, una maravillosa y solemne música épica acompañada de espectaculares coreografías hace más emocionante incluso la espera de Sus Majestades.
Y de repente, a la derecha aparece un barco tan sólo coronado por una triste y sola “estrella fugaz” de luces. La mayoría de gente no supimos en un principio distinguir si era el rápido Formentera-Ibiza o lo finalmente cierto; la espectacular y esperada llegada de “Los Reyes Magos de Oriente”, cargados de regalos e ilusión para miles de niños.. y papis también claro..
Una vez realizado el amarre, miles de personas esperamos la aparición estelar en cubierta de Sus Majestades, pero nada, únicamente oscuridad en un barco desangelado..
Tan sólo las primeras filas pudieron ver la bajada de dichas celebridades, supongo que sobre una alfombra roja como se merecen.
Mientras, la mayoría de niños “esperábamos” ansiosos y espectantes sin saber lo que sucedía, hasta que de repente aparecieron montados en sus carrozas. Supongo que no hubiese costado tanto poner una gran pantalla led y dos cámaras que retransmitiesen en tiempo real estos dulces e inolvidables momentos de ilusión, acorde con la multitud de niñas, niños y mayores que nos quedamos a “oscuras” y ansiábamos ver y vivir tan único y especial evento.
Otro pequeño detalle pero no menos importante, trata sobre Su Majestad Baltasar, y es que si desde siempre es el “rey negro”, le faltó un poquito de betún. Y decirle también que ser Rey Mago, no es simplemente ponerse una corona y unos trajes espectaculares. Por un ratito, hay que encarnar el Amor y la Ilusión de cientos de niños que en esos momentos te observan expectantes, por lo que con una cara fea no puedes echar la bronca a los pajes que te acompañan gritándoles que no tiren tantos caramelos que si siguen así no van a tener suficientes para terminar la cabalgata… En fin…
La Cabalgata de este año de los Reyes Magos estuvo en general muy bien. Las carrozas y demás comparsas estuvieron espectaculares, pero en unos segundos de pasar la última todo cambió, nos esperaba la sorpresa final: un estruendo de tres “carrozas” aspiradora con grandes y ruidosas escobas giratorias, además de un “paje” recogiendo las vallas apresuradamente y otro “paje” con un ruidoso “soplador mecánico”.
Después de la dulce lluvia de caramelos y la fascinante experiencia, se desató de repente una infernal y polvorienta tormenta que realmente molestó a los que nos quedamos allí, intentando disfrutar un ratito de la mágica velada en compañía de los realmente protagonistas: Nuestros Queridos Hijos.
Por Carolina Beltrán.