¡Hay que tener mala suerte! Justamente el día que el portavoz del PSOE en el Ajuntament de Santa Eulària, Vicent Torres ‘Benet’, exigía que la alcaldesa Carmen Ferrer dé explicaciones sobre las denuncias que supuestamente investigaba la Oficina Anticorrupción de les Illes Balears, ese mismo día se supo que dicha oficina archivó ya hace semanas tales denuncias sin detectar la menor irregularidad y menos aún, ninguna infracción penal que poder enviar a la Fiscalía.
De este modo quedó perfectamente desenmascarada la pretensión de los socialistas de mostrar el consistorio gobernado por el PP con mayoría absoluta como un nido de corrupción. Una sobreactuación tan descarada y burda, que, si no se adentra ella misma en el delito de calumnias, será de milagro. Porque en rueda de prensa, ‘Benet’ atribuyó delitos muy graves al consistorio santaeulariense, como tráfico de influencias, trato de favor, prevaricación urbanística y otros presuntos delitos. Todo ello sin la menor prueba.
Muy bien tiene que estar haciendo las cosas Carmen Ferrer y su equipo de gobierno municipal para que los socialistas, a falta de algo consistente que llevarse a la boca, tengan que echar mano de acusaciones falsas y sin ninguna prueba para tratar de difamar a sus rivales políticos. Y muy mal lo estará haciendo el PSOE cuando a falta de crítica de la gestión de los populares, tienen que recurrir a la mentira para desprestigiar al PP, que lleva 44 años gobernando en el municipio del Río. ¡Y por algo será!
¿Por qué debería Carmen Ferrer explicar nada que esté investigando la Oficina Anticorrupción, cuando ese mismo organismo no se había pronunciado ni constatado la existencia, siquiera indiciaria, de hechos delictivos que el PSOE ibicenco ya da por seguros e indubitados?
Una vez más, el PSOE pone el carro delante del caballo y con intención espuria y claramente deshonesta, si no delictiva, difama a su rival político acusándoles de corrupción y clientelismo. Pero en este caso les ha salido el tiro por la culata y han quedado en evidencia, haciendo un ridículo espantoso. Pero eso es algo que nunca les ha importado demasiado. Había que intentarlo. Y total, no es la primera vez que lo hacen, ni será la última. El ridículo, digo.
El psoe está perdido hace tiempo. Ahora a removerse en el barro.