La Mirada de Juan Antonio Torres
Antiguamente, en Ibiza, la gente de la mar tenían por patronos a San Salvador y a San Telmo. Por otro lado, la gente de la mar española tenía por patronas a la Virgen del Rosario y a Nuestra Señora del Buen Aire. Nunca se había hablado en Ibiza de la Virgen del Carmen hasta que se instaló, en 1854, desterrado en es Cubells, el fraile carmelita catalán Francisco Palau y Quer. Supongo que fue él el que promovió la devoción a la Virgen del Carmen cuando, el año 1855, predicó una misión de Cuaresma en la iglesia de Santo Domingo. El citado Padre Palau, en 1867, obtuvo el permiso para ser el director de los Terciarios de la orden carmelitana y redactó los estatutos de los Hermanos Terciarios de la Virgen del Carmen. Años después, en 1898, esta orden terciaria seglar se fundaba en Ibiza y, el 16 de septiembre de ese año, se imponían a más de un centenar de personas el escapulario de la Virgen del Carmen en la iglesia de Santo Domingo como paso previo a la “instalación en Ibiza de esta ilustre cofradía y venerable Orden Tercera en estas islas”, según nos cuenta el Diario de Ibiza de la época.
Sea lo que sea, la tan tradicional y popular procesión marinera de la Virgen del Carmen, que se celebra todos los 16 de julio, se inició en la ciudad de Eivissa el año 1943, a iniciativa del entonces comandante militar de Marina, Antonio Giménez Verger. El Diario de Ibiza publicaba, el día de la Virgen del Carmen de aquel año, un panegírico de Fray Roberto de la Cruz en el que exaltaba los valores religiosos del escapulario devocional a todos aquellos que lo llevaran: protección en los peligros de la vida; preservación de la muerte eterna del pecado, y título que da derecho a salir del Purgatorio el sábado después de la muerte. Los cofrades de la Virgen del Carmen establecidos en la iglesia de Santo Domingo, donde hay capilla dedicada a esa virgen marinera, organizaron, el 16 de julio de 1943, una solemne misa cantada por la mañana y una procesión por la tarde desde esa iglesia de Dalt Vila hasta el puerto, procesión a la que asistieron colegios, asociaciones piadosas, el elemento oficial, banderas del Club Náutico y del Pósito de Pescadores precediendo a la imagen de la Virgen del Carmen, que era llevada en andas por marinos, seguida del cura de la iglesia de San Telmo, José Torres, con capa pluvial, a los que seguía el obispo de Ibiza, Antonio Cardona Riera, acompañado de canónigos. Seguía a la presidencia religiosa, la presidencia de autoridades civiles con la banda municipal de música de la ciudad y numeroso público.
Llegada la procesión al puerto, la Virgen fue embarcada en una adornada gabarra, a la que se subieron autoridades, banda y un coro de Acción Católica. La procesión se hizo por el interior del puerto con acompañamiento de algunas barcas, regresando a Santo Domingo. Fue el año 1944, cuando la procesión marinera llegó hasta el faro de Botafoc, donde se tiró al mar un escapulario como ofrenda por los muertos en la mar. El año 1945, se hizo cargo de la parroquia de el Salvador de la Marina un grupo de tres frailes carmelitas, dirigidos por el Padre Alberto de Jesús Bestard Oliver. Con la llegada de la comunidad de los padres Carmelitas Descalzos, la vida religiosa de aquellos barrios comerciales y marineros cobró nuevo empuje y sirvió de guía en la devoción de la Virgen del Carmen y en la asistencia a los necesitados de la parroquia, especialmente habitantes humildes de La Peña. Ese año, la comunidad de frailes carmelitas se hicieron cargo de la organización de la misa y procesión del Carmen. Antes de la procesión marinera, se instaló en el interior de los muros de la nueva iglesia de San Telmo, que estaba en construcción, un altarcito con la Virgen del Carmen que se había bajado de la iglesia de Santo Domingo. La procesión salió hacia el puerto por la calle Mayor rodeada de gran animación y con los balcones adornados hasta la plaza de sa Riba. La presencia del vapor correo Jaime I en el puerto y una flotilla de snipes y barcas de pescadores, con los empavesados de rigor y al son de los silbatos, dio a la procesión un inusitado aire festivo.
Fue el año 1947, inaugurada ya la nueva iglesia de San Telmo, cuando la procesión cobró más auge, si cabe, que la de los años anteriores. La Virgen fue llevada por el remolcador Salinas, junto a las autoridades, la banda de música y el coro parroquial Santa Teresita del Niño Jesús. A su regreso al templo, una gran traca exaltó los ánimos de la numerosísima concurrencia, animando a los organizadores para hacer más y mejor la fiesta de la patrona marinera al año siguiente. Así fue. La víspera de la fiesta del Carmen del año 1948, se celebró un encendido pasacalle por las calles del barrio con una escuadra de sonadors, una rondalla y un sonoro encendido de una traca. Ese año, la calle de la Virgen se animó a engalanarse y a celebrar con alegría la fiesta de la mayoría de habitantes del barrio de la Peña, muchos de ellos dedicados a las labores del mar. La hornacina de la virgen que preside una esquina de esa popular calle fue engalanada con los atributos de la Marina.
No sería hasta el año siguiente, 1949, que la procesión marinera de la Virgen del Carmen pasaría por la calle de la Virgen hasta la Torreta, descendiendo al puerto y llevándose a cabo la procesión con la asistencia de numerosísimo público y embarcaciones. Todos los muelles estaban abarrotados de gente esperando poder embarcarse en algunas de las barcas que se ofrecían gratuitamente a portarlas en esa alegre manifestación, mientras mucha esperaba poder presenciar la comitiva marinera desde el muro y los muelles de levante. Ese mismo año, en Formentera celebraron por primera vez la procesión marinera de la Virgen del Carmen.
Tal fue el auge de la celebración de esa virgen que, los días 19 y 20 de septiembre de 1959, el Pare Morey, que había sido vicario de la iglesia de San Telmo, y un nutrido grupo de chicos del Club de los Muchachos hicieron una peregrinación al islote de Es Vedrà para colocar una cruz en su cima y una Virgen del Carmen en la cueva donde se había retirado para meditar el padre Palau durante su estancia en es Cubells, religioso ahora ya declarado beato. El autor de la imagen fue el artista Carloandrés López del Rey
Desde las décadas de 1970-80, la procesión marinera tuvo un retroceso debido a las necesidades de uso de los muelles para el tráfico comercial y por seguridad del público. El traslado del puerto comercial en el muelle del Botafoc hace previsible la recuperación de la procesión marinera como había sido en otras épocas. “Salve, Estrella de los mares”.