El pasado 12 de noviembre, representantes de las camareras de pisos de Ibiza y Formentera nos reunimos con el gerente de la Federación Hotelera de Ibiza y Formentera, Manuel Sendino.
En dicha reunión le trasladamos las demandas de nuestro colectivo de todas conocidos. Le entregamos en mano tanto el manifiesto que leímos el pasado 25 de agosto cuando salimos a las calles, como un listado de propuestas que entendemos pueden mejoras para nuestro trabajo día a día.
Decir que la reunión fue decepcionante, ya que para cualquiera de las cuestiones trasladadas por nosotras, no había forma de poder hacer nada desde su organización. Según Sendino, todo quedaba en Mallorca o en Madrid y en las correspondientes mesas de negociación. Parece que se olvidó de cómo la modificación del último convenio colectivo de Hosteleria de las Baleares que se realizó el año pasado, la Federación Hotelera de Ibiza y Formentera fue ningunea, puesto que se firmó sin contar con ella.
Sobre la incorporación de más inspectores, dijo que no los van a pedir. Parece ser que en Ibiza todo está controlado, no hay nada fuera de la legalidad y no le consta que se produzcan en el seno de su organización (425 establecimientos con más de 62.000 plazas en las Pitiüses) ningún tipo de irregularidad o incumplimiento en normativa laboral o de seguridad laboral. Todo el mundo cumple con las 8 horas de trabajo y los 2 días de descanso que marca el convenio.
En cuanto a la profesionalización de nuestro colectivo y de la formación de las camareras de pisos, en cuanto le comentamos que era una demanda por parte suya y una reclamación por parte nuestra; vino a decir que las certificaciones profesionales era un trabajo muy engorroso y que no servía para casi nada. En fin, está claro que las empresas quieren pagar lo mínimo, independientemente del servicio que se preste y ser competitivos a costa de nuestro trabajo.
A ninguna de las propuestas que le trasladamos le arrancamos el compromiso que desde su organización pudiesen interceder para mejorar el trabajo diario de las camareras de pisos. Es obvio que sí pueden intervenir en la regulación de la carga de trabajo de cada uno de los establecimientos que poseen. Los ritmos infernales que tenemos que soportar, así como el trato recibido por algunos cargos intermedios, deja mucho que desear.
Parece ser que no le gustó nada que un colectivo de mujeres hartas de no ser escuchadas, se organice fuera de los cauces establecidos hasta ahora. Seguiremos trabajando y movilizándonos para que nuestras propuestas y nuestras reivindicaciones lleguen a todas las partes responsables de la situación que venimos sufriendo desde tiempo atrás y que parece que donde hay mucha promesa, casi nada se cumple.
Por Milagros Carreño Poley,
Portavoz de las Kellys de Ibiza y Formentera