El escritor Manuel Jabois firmó ayer en El País un artículo titulado Ibiza saluda al sol que me ha dejado (y no solo a mí) con la mandíbula desencajada.
En él, este escritor nos desvela cómo es la Ibiza actual, pandémica y celeste, que diría Gil de Biedma. Una Ibiza de pandereta, o, para hilar más fino, una Ibiza de tambor de Benirràs, encuentros chamánicos y cultura efervescente, tan atractiva que provocará, me temo, un éxodo de pijos madrileños en busca de su yo (más bien en busca de su ego).
Ibiza saluda al sol, titula Jabois. Pero Ibiza este año no ha saludado al sol. Ha saludado a las colas del hambre que han colapsado las ONG de la isla, ha saludado al hecho de que ni siquiera una pandemia ha logrado bajar los precios de los alquileres, ha saludado a la realidad de que el modelo de lujo nos va aplastar sea como sea, en forma de zona VIP de discoteca o en forma de zona VIP en un retiro chamánico en una mansión de Portinatx.
Las afirmaciones que contiene el artículo, ya sean del autor o, en su mayoría, de sus entrevistados, son sonrojantes. Un cúmulo de tópicos que pone los pelos como escarpias: “Todas las islas tienen una energía especial”, “Ibiza te expulsa o te atrapa”, “una nueva ola va a cambiar la isla”, “este pedazo de tierra atrae a muchas almas elevadas” o “todo el que recibe algo de la isla tiene que devolverlo”. Otra de las personas con las que ha hablado —¡menudo casting, señor Jabois!, solo se salvan los galeristas— dice que la gente que “procura frecuencias más altas” toma setas y que en Ibiza “al camello ya lo llamamos chamán”.
Una vez más nos llega la terrible constatación de que nadie habla de esta isla con objetividad, jamás. O somos una charca hedionda de despiporre y de balconing o nos convertimos de un año para otro por obra y arte del covid en un paraíso cultural, de chamanes y vidas alternativas pagadas con la Visa de papá.
El artículo de Jabois habla de una isla que no diré que no existe, pero que no tiene nada que ver con la que vivimos el 95 por ciento de los ibicencos y residentes. Una isla de niños bien, influencers y neo pijipis.
Algunas de las fotos que acompañan el artículo no tienen desperdicio: un chico que podría ser modelo que sostiene un gallo que podría ser modelo en un concurso de gallos, otro no menos guapo sobre el capó de un cochazo antiguo, una chica perfecta con un perfecto vestido de lo que se supone que es ir vestida de ibicenca en Benirràs. Por el amor de dios.
Lo peor de todo es que Jabois y El País tienen una montaña de lectores que se van a creer este nuevo cuento de Ibiza, y que vendrán a la isla pensado que está mutando en algo fenomenal y elevado, cuando lo único que ha pasado es que el Covid ha retrasado la vuelta a lo mismo pero peor; a una isla todavía más exclusiva y de cartón piedra que acabará expulsándonos a muchos, sí, pero por insostenible.
Así que por favor, señor Jabois, si vuelve a la isla llámeme, que con gusto posaré sobre el capó de mi Fiat Punto de más de 10 años. O puedo posar con una copia mi nómina junto a lo que me dejo en alquiler y gastos fijos en una casa compartida porque no me da para vivir sola. En mi súper coche podemos hacer un recorrido por la isla para que compruebe cómo respetan los nuevos ricos las normas de tráfico o, mejor, le llevo a conocer a mis amigas y amigos, que se lo van a explicar todo mucho mejor que yo y, vaya por dios, no le invitarán ni a cocaína ni a setas sino como mucho a unas hierbas ibicencas en nuestro bar de Sant Jordi de toda la vida.
Un poco más de realidad y un poco menos de fantasía, por favor, que algunos artículos parece que vienen hechos de casa.
Olé, buen artículo
Jajajaja, típico artículo de alguien que no ha pisado jamás la isla, o cuando viene solo lo hace moviéndose por ambientes muy muy cerrados y en compañía de gente muy concreta. De este mismo artículo cambiamos la palabra » Ibiza» por, » Formentera», » Bora-Bora», «Pukhet» o » Honolulu» y valdría perfectamente.
Gracias Laura por abrirnos los ojos de la mediocridad y postureo que tanto dinero genera a periodistas de la talla de Jabois.
La pregunta quizá´es: ¿Donde estás Jabois? ¿ Hace tiempo que desapareciste? ¿Va todo bien?
Vuelve al pueblo por unos meses, visita Galicia, tu tierra, tus viejos amigos, los de verdad. ¿hace cuanto no haces un licor café? ¿hace cuanto no te tomas uno con ellos?
Que putada tener jefes, ¿verdad Jabois?
Te tapan la boca con billetes. O en tu caso ‘la pluma’ lo cual es mas triste aun.
Ánimo valiente