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Descalza.
Tus pies pequeños
ocultos entre agujas de pinar
del invierno huían.
Descalza también al nogal trepaste,
buscando nueces para el petirrojo
que vino contigo de tierras lejanas.
Oías al jilguero y al pinzón.
Y el tiempo fluía hasta que el ruiseñor
contestara a tu llamada, de noche ya.
Vaga entre pena y esperanza
una emoción lejana de entender.
Sólo la escucho cuando veo este bosque:
este bosque lleno de lluvia,
que huele a las primeras esencias,
a lo que es primitivo, a camino y a rocas,
a montañas y a vida. El hogar de tu pequeña escuela.
Con las hogueras ardiendo,
una noche cruzaste el torrente y ahora presiento
que el camino te llevó lejos.
Por Jaume Torres