No hay varita mágica para resolver el problema del agua, pero la propuesta del departamento de recursos hídricos de aumentar la producción de agua desalada para recuperar la salud y nivel de los acuíferos es una gestión envenenada, y está muy lejos de constituir una solución sostenible como se pretende vender desde los medios de comunicación.
La gestión de los recursos hídricos es más compleja y requiere una visión más amplia basada en criterios coherentes, además de una reducción de impactos ambientales en todas los ámbitos.
El 8 de septiembre se publicaron datos de los pozos que hay en Eivissa y Formentera, habiendo 5.352 pozos autorizados, cifra que va en aumento año tras año, ya que se siguen autorizando más con cada nueva construcción en suelo rústico.
El 7 de noviembre pudimos leer que está proyectado ampliar un 18% el caudal de agua desalada de Eivissa y está contemplado ampliar la capacidad de producción de las desaladoras de Santa Eulària y Sant Antoni en 1.500 toneladas al día y hoy, 14 de noviembre se reclama a estos dos municipios para que compren más agua desalada. Todo con la justificación (¿) de recuperar las reservas hídricas subterráneas.
¡Es fácil ver cómo la gestión actual es incoherente, contradictoria y está lejos de adaptarse a los límites que nos impone la climatología y el territorio insular!
Si el objetivo es recuperar los acuíferos, ¿por qué siguen autorizando más extracciones?
¿Por qué no se tienen en cuenta los fuertes impactos del proceso de desalación, gran consumidor de energía eléctrica, que actualmente proviene de fuentes contaminantes?
¿Cómo se pueden violar de manera tan descarada el plan de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la lucha contra la crisis con este “Plan sostenible del agua”?
¿Por qué en su plan “sostenible” no tienen en cuenta los impactos negativos del proceso de la desalación? Este proceso produce una gran cantidad de residuos salinos que se vierten al mar, perjudicando la flora y fauna marina. Añadidos a estos impactos, recordemos la deficiente depuración de las aguas residuales.
Antes de ampliar desaladoras, la prioridades deberían ser otras:
-No autorizar más pozos y controlar los existentes.
-Realizar controles y restricciones al consumo de agua mediante tarifas disuasorias y un límite al consumo, tanto el consumo de agua de red, como de camiones que venden agua a particulares.
-Implementar medidas y mejoras para poder reutilizar el agua depurada.
– Mejorar las depuradoras actuales para que funcionen correctamente y no viertan aguas fecales sin tratar al mar.
– Realizar cambios en la gestión de torrentes para fomentar la filtración de las aguas pluviales al subsuelo, que implicaría no usar maquinaria pesada que compacta el lecho de los torrentes y daña las laderas.
Y…. aunque no es competencia de un solo departamento, planificar una transición hacia el crecimiento turístico cero y limitaciones a la construcción de nuevas viviendas.
Hazel Morgan
Presidenta d’Amics de la Terra Eivissa