Hace unos días, se armó un escándalo de relevancia planetaria por la suspensión a los cinco minutos del inicio del partido clasificatorio para el Campeonato Mundial de Fútbol de Qatar 2022, que disputaban Brasil y Argentina. La causa, la violación de los protocolos Covid entre ambos países. A pesar de que medio mundo estaba pendiente del partido, las autoridades sanitarias brasileñas, con independencia de que el momento y las formas no fueron las más idóneas, actuaron en función de la ley y evitando trasladar a la población la sensación de que hay ciudadanos que están por encima de ella y en Ibiza nos conviene tomar buena nota.
Este verano hemos sabido que los inspectores de Turismo del Consell han denunciado a tres clubes de playa por incumplir los protocolos sanitarios de forma extremadamente grave, al permitir el baile en sus establecimientos. Aunque la institución no ha dado a conocer sus nombres, media Ibiza sabe que se trata del O Beach (Sant Antoni), el Bora Bora (Platja d’en Bossa) y el Blue Marlin (es Jondal).
Además, estos días circulan por los teléfonos móviles vídeos extremadamente graves, con gente bailando en el Ushuaïa, mientras pincha Black Coffee. No llevan mascarilla y tampoco guardan distancia social, mientras danzan junto a las palmeras que decoran el nuevo concepto Palmarama. El asunto aún se agrava más con otro vídeo del Hard Rock Hotel, también de Empresas Matutes, donde aparece otro montón de gente bailando sin mascarilla e incluso haciendo la conga, en una estancia interior, donde el riesgo de contagio es mucho más elevado.
Todos recordamos la cacareada prueba piloto en este mismo establecimiento, a la que asistieron las autoridades, con un público tranquilo y educado de sanitarios. ¿Dónde queda el supuesto éxito de la prueba piloto, ante estas lamentables imágenes de gente bailando sin control y poniendo en riesgo la salud de los ibicencos y la propia temporada turística? No queremos pensar las repercusiones que tendría para toda la isla si uno de estos vídeos fuera emitido por los informativos ingleses, alemanes o italianos.
No cabe mayor muestra de egoísmo ni de cinismo. Todos estos establecimientos son socios de Ocio de Ibiza, agrupación que lleva el año pasado y éste anunciando que cumpliría escrupulosamente con todas las normas Covid y exigiendo un día tras otro, reiteradamente, una mayor vigilancia e incremento de las sanciones para aquellos que organizan fiestas ilegales. Dicha asociación ha incumplido el compromiso moral y ético contraído con la ley y la ciudadanía ibicenca, vulnerando sus propios principios y predicados otorgándose la facultad de utilizar en beneficio propio lo que prohíbe para el resto de su propio sector.
Resulta inaudito que el gerente de Ocio de Ibiza y, no olvidemos, empleado de Empresas Matutes, que tras el penoso comportamiento de sus asociados y de la propia empresa en la que trabaja, tenga el cinismo de anunciar que va a viajar a Palma para entrevistarse con el conseller de Turismo y Trabajo, Iago Negueruela, para pedirle que los locales de ocio nocturno puedan celebrar fiestas de cierre de temporada. Si no han tenido la voluntad de hacer que se cumplan los protocolos sanitarios durante el verano, ¿pretenden que ahora nos creamos que organizarán unas closing parties multitudinarias con todas las garantías y, además, excluyendo y desactivando a las verdaderas discotecas y salas de fiestas con licencia, que no han podido abrir desde el Covid?
Quieren apropiarse en exclusiva de las fiestas de cierre para los que ya están funcionando, puesto que nadie abrirá una discoteca para un solo día. Su pretensión no puede ser más absurda y manipuladora. La sala de fiestas del Ushuaïa permanece abierta desde primeros de agosto, anunciándose al exterior e incumpliendo la normativa publicada por el Govern Balear respecto a los locales de ocio nocturno y actividades recreativas durante la pandemia: “Queda suspendida la actividad de los establecimientos que ejerzan las actividades propias de discoteca, salas de fiesta o de baile. Se suspende, asimismo, la realización de actividades asimilables a las de discoteca en cualquier otro tipo de establecimiento, incluidas las fiestas en piscinas o en instalaciones exteriores de establecimientos hoteleros, así como en embarcaciones marítimas (party boats o semejantes)” .
La actitud y el descaro de Ocio de Ibiza constituyen una exhibición del total desarraigo de esta entidad con respecto al buen comportamiento que se exige al resto de la isla. Me pregunto también qué piensa al respecto el consejero Negueruela, tras las denuncias de los inspectores del Consell y los vídeos que demuestran que en el Ushuaïa y el Hard Rock se producen las actividades que precisamente prohíben las medidas anticovid aprobadas por el Govern balear.
Tras estos hechos, el vicepresidente del Consell Insular, Mariano Juan, acusó a estos establecimientos no solo de poner en riesgo la seguridad sanitaria de la isla, sino también de ejercer una competencia desleal hacia los establecimientos que sí cumplen la ley. Tiene razón, pero cabe recordarle al vicepresidente que la competencia desleal ya la ejercen desde hace años, al ofrecer espectáculos musicales al aire libre en horario diurno, para el público exterior al que se le cobra una entrada, sin disponer de licencia de actividad perceptiva, escudándose exclusivamente en los permisos de actividad secundaria de la Ley Turística de 2012. Y que para alumbrar esta malversada ley, se tuvo que sembrar de corrupción todos los departamentos de poder del PP en el Govern y en el Parlament balear. Si no quiere permitir competencia desleal entre los distintos sectores turísticos, que regule de una vez por todas y para todos, que es su competencia y su obligación.
Nos consta que, desde Ocio de Ibiza, se está presionando para restablecer la excepcionalidad anterior a la pandemia, con el objetivo de reactivar y restablecer aquel aberrante pandemónium. Y mientras lo hacen, siguen con sus fiestas programadas al fresco del palmeral del Ushuaïa, perpetuando la corruptela endémica instalada en la Administración pública.
Los políticos nos mienten a la cara y además creen que pueden controlar sus manipulaciones, pero cuando hay corrupción de por medio, todo acaba saliendo. Basta con hacer memoria y recordar lo ocurrido con la señora Munar, primero, y con Jaume Matas después, que también ha acabado purgando sus terribles desatinos. Desentrañado ya el misterioso fraude de la Ley Turística de 2012 por parte del Tribunal Superior de Justicia de Balears, con su sentencia del 28 de octubre de 2020, vamos a ver cómo y en qué circunstancias se gestó esta ley, para quién y por qué.
El ex presidente Bauzá, hoy en el parlamento europeo, y el conseller de Turismo Carlos Delgado, podrían acabar teniendo que desfilar por los juzgados para dar respuesta a la normativa arbitraria revelada en el BOCAIB por la Conselleria de Juventud, Deportes y Turismo, donde se afirmaba que bajo una declaración responsable se puede llegar a conseguir una sala de fiestas con un aforo de 7.866 personas, como tiene Ushuaïa, según el Registro de Actividades del Consell, de las cuales cero personas son en sala, 70 personas en barra y 7.796 personas en terraza. De todos los títulos que ostenta la sala de fiestas Ushuaïa, todavía le falta uno y es el de café concierto. ¿Qué aforo tendrá este nuevo título habilitante?
La sentencia ha sorprendido y aterrorizado a Ocio de Ibiza y Fiesta Hoteles, hasta el punto de acudir de nuevo al Registro de Actividades del Consell Insular para una nueva inscripción, en la que solo consta la sala de fiestas con aforo de 7.866 plazas, donde ya no se especifica donde cabe cada uno. O sea, el registro enmienda la plana y quita y pone personas donde a Fiesta Hoteles le parece y conviene; aunque sea en una sala que no existe. Esto ocurrió el 28 de enero de este año 2021, con el actual gobierno de nuestro Consell Insular.
¿Qué pasa si no se cumple una sentencia judicial? Se incurre en fraude a esta resolución y en responsabilidad penal. Cualquier hotel en los que concurren estos hechos está vulnerando la sentencia y esto es precisamente lo que está ocurriendo, sin que el Consell Insular actúe, mientras el Ayuntamiento de Sant Josep prosigue con su ocultismo “no sabe, no contesta” continuando la tradición del alcalde ‘Agustinet’, convirtiéndose en continuador de la fraudulenta herencia recibida.
Así será hasta que, por fin, aparezca otro juez que intervenga y ponga luz a tanta oscuridad, porque, lo que este verano está volviendo a ocurrir tras el parón por el Covid, es exactamente lo contrario a lo predicado en la sentencia del TSJB, que dice que los hoteles solo pueden organizar actividades secundarias para sus clientes alojados. La fiesta, sin embargo, sigue con público del exterior, los móviles silenciados, vulnerando la libertad de expresión (salvo algunos que se les escapan) y las instituciones sin reaccionar, desde primeros de agosto.
La capacidad de estos hoteles se determina en plazas hoteleras y categoría, de acuerdo con la reglamentación turística aprobada. Pero jamás sobre el afloramiento de estas descomunales propinas humanas, de hasta casi 8.000 personas, otorgadas por el Ayuntamiento de Sant Josep, con el conocimiento, la aprobación y la complicidad del Consell Insular.
Con este fraude de ley, se ha desmontado la historia de la vida nocturna de una isla que, desde los años 60, ha venido acompañando y dando alma a través de la música a las vacaciones y al turismo. Todo esto ha ocurrido con la indispensable colaboración de Ocio de Ibiza, que es una máquina de opinión dedicada a silenciar la realidad y la verdad, con la colaboración de las instituciones. Todo esto, sin duda, acabará teniendo graves consecuencias jurídicas para las partes, pues el abuso no puede quedar impune en las circunstancias que estamos viviendo con el Covid de por medio.
Como decía René Descartes, no hay cosa suficientemente lejana como para que a ella no pueda accederse; ni cosa tan oculta que no pueda ser descubierta.
Por Pepe Roselló
Como de costumbre, la verdad, sin pelos en la lengua.
Menos mal que pepe ya no tiene que callar, como hacemos la mayoría.
Gracias.
Lo suyo si es CINISMO Sr Rosello!!!
No se cómo no se le cae la cara de vergüenza, a la hora de criticar al ocio diurno cuando precisamente fue usted el “Rey” de los afters en Playa den Bossa en la época dorada de Space…
Usted hacía y deshacía a su antojo y le importaba bien poco, el ruido o las molestias que pudiera ocasionar a los vecinos, ciudadanos o al resto de negocios de la isla.
Usted abría su discoteca noche y día, y en el cambio de turno el parking de Space y los alrededores de playa den Bossa se convertían en un conglomerado de gente haciendo botellones con los maleteros de los coches abiertos y con la música a todo trapo!!!
Pero claro, en aquel momento le importaba bien poco lo que ocurriese a la salida y en los alrededores de su club.
Que poca memoria tiene usted Sr Rosello!
A usted lo que le pasa, es que tiene un ataque de cuento terrible… y aun no se ha recuperado del disgusto que tuvo a raíz de la pérdida de su querido Space a manos del Sr Matutes.
Y claro, ahora lo fácil es crítica a diestro y siniestro, y hacernos creer a todos que usted es un santo bendito! Pero precisamente a mi usted no me la mete Sr Rosello…
Siga escribiendo artículos Sr Rosello, que yo los seguiré leyendo, le seguiré contestado y así de paso le refresco la memoria…
grande Ricardo! este tio hice lo que le daba la gana por siglos y ahora habla de legalidad! Sin verguenza!
Me da igual que sea por despecho, mientras diga cosas que son ciertas.
Ocio de Ibiza no es más que el lobby de Matutes.
Habla el sinvergüenza este de vulnerar la libertad de expresión por no permitir hacer fotos vídeos con los móviles cuando en su discoteca y por órdenes suyas se le requisaba a cualquiera que entrase la cámara de fotos .
Que retiren las licencias de actividad al Ushuaia YA!
Ha demostrado el efecto vampirizador hacia el resto de la oferta hostelera, levantando la clientela de la copa antes de la disco, de forma ilegal y consentida: un hotel es un hotel y no una discoteca abierta al público y facturando.
Están eliminando el futuro de cientos de familias que explotan pequeños bares y terrazas, con una actividad fuera de ordenación y regulación. Los BeachClubes solamente traen miseria a la isla.
Me pregunto cómo harán para justificar que Ushuaïa haya facturado mucho más que las otras cafeterías musicales que sí han cumplido la normativa.
El contable del grupo debe ser un crack.
Un olé por tu comentario, Ricardo!! No entiendo porque se mete tanto con un negocio que él mismo tuvo durante años y de manera bastante poco limpia, se ha pasado por el forro leyes y respeto cívico. Pues sí, tiene memoria de pez (cuando le interesa)
Toda la razón. Mucha jeta. Y poco listos.
El lobby de empresas Matutes también por aquí intentando restar credibilidad al sr Roselló por lo que tubo o hizo.El artículo,lo firme quien lo firme desgrana verdades como puños,sentidas por la gran mayoría de la sociedad de la isla.