Fugarse, lo que es la acción de fugarse, la realizan las personas condenadas a la prisión, que al no querer cumplir la condena de los delitos cometidos y asumir las consecuencias de sus actos, buscan su libertad para seguir con las tropelías que hicieran.
Fugarse implica una condena por parte de algún juez porque ha delinquido.
Las empresas que cambian de sede fiscal para EVADIR impuestos, no han sido condenadas, no se fugan. De manera alevosa deciden realizar un cambio de paradigma económico usando las leyes que nos regulan para evadir impuestos, para eludir sus responsabilidades sociales. ¡Eso sí!, siguiendo las leyes del libre mercado y de la oferta fiscal de según qué Estados muy liberales ellos.
Es curioso, observar cómo las empresas que han crecido a costa del erario público, es decir, de nuestros recursos económicos, realizando obra pública o porque se han privatizado servicios, ahora, nos vienen con que quieren emigrar y cambiar la sede para EVADIR nuestros impuestos.
En tiempos tan convulsos e inciertos gracias a la política de agresión de los EEUU que ha favorecido el estallido de la Guerra de Ucrania, después del Rescate con la Gran Recesión del 2008, una pandemia mundial que colapsó nuestra economía y un PP que ha saqueado las arcas públicas a placer (vean las sentencias habidas), con los sacrificios que soportó la población… ¡Ahora! Nos vienen con que quieren emigrar y cambiar la sede para EVADIR nuestros impuestos.
¿Acaso estas empresas han sido condenadas en algún momento para sentir que se deben de fugar del Estado que las amamantó? ¿No rescatamos el sistema financiero con nuestros recursos? Dinero que no han devuelto por cierto. ¿Acaso el Estado español (nosotros como conjunto de la ciudadanía) no da la cara y responde de los errores de la empresa privada? Como por ejemplo: el rescate de las autopistas, SACYR y la obra en el Canal de Panamá, el rescate del sistema financiero, las ayudas a las empresas durante la pandemia ¡Mundial!
La pretensión de Ferrovial y de las empresas que irán detrás, es un acto de total amoralidad, un acto claro de recortar recursos al Estado, es decir, a nosotros, la ciudadanía. Otro palo más en la rueda para debilitar la maquinaria de la Administración que ha de velar por mantener el Estado del Bienestar y que cada vez le resulta más difícil.
Las élites económicas españolas (a la que incluyo a la banca), se niegan a la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), a la subida de impuestos, a la regularización de los alquileres, a la intervención sobre los fondos buitres…, es decir, a todo aquello que les cueste aflojar lo que consideran que es su dinero, dejándonos al resto de los mortales gestionar la precariedad a la que nos están empujando, polarizando económicamente aún más a nuestra sociedad, lo que a la larga es una amenaza clara contra la paz social que tanto ha costado alcanzar.
El presidente que ordenó lanzar dos bombas nucleares sobre población civil, el demócrata Harry Truman (menos mal que era el moderado), subió la carga fiscal a las grandes fortunas hasta el 94%. ¡94% de carga impositiva! Gracias a esta política impositiva, Europa disfrutó del Plan Marshall, asentó las bases del Estado de Bienestar en Europa con la ayuda de la socialdemocracia y EEUU vivió una época dorada de crecimiento económico.
Y en España nos saquean a placer, ya sea privatizando servicios (que ellos mismos gestionan) o haciéndonos pagar sus errores con un dinero que ya veremos cuándo devuelven, si es que lo devuelven, (por cierto, en Islandia la banca ha devuelto el dinero del Rescate).
Y para más inri, marchan a un país de la Unión Europea, los Países Bajos, que resulta ser un santuario fiscal. Una anomalía difícil de entender cuando se supone que todos sus Estados miembros deberían tener una fiscalidad similar para evitar según qué dislates entre sus socios.
Ante una agresión de tamaña magnitud al Estado y todo lo que representa y defiende a través de la Constitución. Ante una agresión a toda la ciudadanía del Estado español, la Administración debe de contraatacar. ¿Cómo? Fácil, ¿No tributas en España? ¡No puedes optar a obra pública ni concesiones! ¿Qué ya has ganado el concurso de licitación? Dispongo de un ejército de funcionarios que hundan a sanciones con controles de calidad a la empresa licitada hasta que abandone la misma… Hay todo un abanico de posibilidades por explorar, como remunicipalizar los servicios de limpieza urbana o la recogida de basuras…
Como siempre, en este país, los beneficios se los queda quien invierte, pero sus pérdidas y sus rescates los pagamos nosotros y ¡Ahora! Nos vienen con que quieren emigrar y cambiar la sede para EVADIR nuestros impuestos.
¡Qué empresas tan españolas!… A las que pagamos y mantenemos con los presupuestos del Estado que se nutren de nuestros impuestos, que sin haber sido condenadas huyen como felones amorales de las responsabilidades con sus conciudadanos.
David Àlvarez Cayuela
Conseller de Unidas Podemos en el Consell Insular d’Eivissa
Muy bien el artículo. Creo que a cualquiera le indigna que grandes empresas hagan fortuna aquí y tributan fuera. Pero también hay que plantear junto a eso que la carga impositiva en nuestro país es muy grande y opresiva y que a su vez, el Estado no lo devuelve al pueblo en bienestar (por ej. servicios como seg social que es escasa y tardía, seguridad ciudadana, sistema judicial ineficaz, etc) la actitud del Estado en los últimos 25 años parece que es la del peor enemigo de España. Hemos sido testigos del hundimiento de la Industria, del regalo a particulares de los servicios públicos esenciales y del costo de la vivienda que ha crecido más allá del alcance de la clase trabajadora. Y no vemos en los gobiernos – sean del color que sea – ninguna intención de cambiar esa actitud. Bajo estas circunstancias es difícil tener fe en el futuro de nuestro país. Y ni tampoco nos sorprende que empresas y ciudadanos deseen buscar su futuro en otras tierras.