@Miguel Vidal / No me atrevo a escribir que al Barça le ha mirado un tuerto porque un día en el Diario AS titulamos “Al Madrid le ha mirado un tuerto” y nos brearon a cartas y llamadas telefónicas de gentes que sufren ésta discapacidad y que se sentían ofendidas. La susceptibilidad a flor de piel no es de ahora porque yo mismo firmé una vez una crónica del Barça con el título de “Zubizarreta…y diez carteros” y me escribió quejándose todo el Cuerpo de Correos de la Ciudad Condal. Así que, mucho cuidado con las metáforas.
Lo que sí es cierto que en estos últimos tiempos el propietario del Camp Nou pone un circo y le crecen los enanos. A los problemas de Messi con Hacienda, los líos judiciales del fichaje de Neymar, los tejemenejes de la cantera, el cambio de presidente, la pérdida de las opciones de hacerse con un título, hay que añadir ahora el mazazo de la noticia de la muerte de uno de sus técnicos emblemáticos: Francesc Vilanova i Bayó, conocido en el fútbol como Tito Vilanova, fallecido de cáncer a la temprana edad de 45 años.
Tito Vilanova, como futbolista, fue un tipo normal que, a pesar de formarse en la cantera de La Massia, nunca llegó a jugar en el primer equipo del Barcelona. Jugó en el Barça B y salvo las tres temporadas que militó en el Celta, con el que disputaría un total de 26 partidos oficiales en Primera División, nunca pisó la élite como futbolista: con el Badajoz, Mallorca, Lleida y Elche jugó en Segunda División y colgó las botas en Segunda B con el Gramanet en 2001 para dedicarse a entrenar. Su primer equipo como míster fue el Cadete B del Barcelona que aquella temporada 2001-2002 contaba en sus filas con Lionel Messi, Gerard Piqué y Cesc Fábregas que, diez años más tarde, le volverían a tener de entrenador pero en el Barcelona grande, con el que ganarían la Liga 2012-2013. Hoy lloran su desaparición.
La convulsión anímica en el barcelonismo es comprensible. Tan sentida o más como aquella experimentada el 6 de abril de 1968, a tres días de un decisivo partido en el Camp Nou contra el Real Madrid, con la muerte a los 27 años de edad de su jugador Julio César Benítez por ingerir mejillones en mal estado. Mazazos difíciles de asimilar y que de vez en cuando sacuden los sentimientos de la gente del fútbol. No sólo del club que ha sufrido la desgracia, sino de todo el mundo del fútbol. En el caso de Tito Vilanova hasta Mourinho, que le puso un dedo en un ojo, ha mandado desde Londres sus condolencias.
Lo siento maestro de tantos y tantos periodistas pero, con todo el respeto que me mereces, me parece de muy mal gusto comparar esta tremenda desgracia de una persona tan querida y respetada con los «casos» Messi o Neymar, De muy mal gusto y una terrible falta de respeto a su familia, al comparar tan sensible pérdida con asuntos de dinero. Un saludo
Lo siento maestro de tantos y tantos periodistas pero, con todo el respeto que me mereces, me parece de muy mal gusto comparar esta tremenda desgracia de una persona tan querida y respetada con los «casos» Messi o Neymar, De muy mal gusto y una terrible falta de respeto a su familia, al comparar tan sensible pérdida con asuntos de dinero. Un saludo