La mayoría de los revolucionarios de la Primavera Árabe en Egipto era gente que no superaba la veintena: en su gran mayoría muchachos pobres, incultos y rozando el analfabetismo. Hay la falsa idea de que las revoluciones árabes de 2011-2012 sucedieron gracias a las redes sociales -twitter, facebook- y esto no es del todo cierto, ya que en esos países no todo el mundo tiene acceso a internet como aquí. La mayoría de esos chavales eran como la gasolina, potencialmente explosivos, pero son unos pocos los que, a través de las redes sociales, provocan la chispa que convierte esa masa social inflamable en un incendio.
Aquí todo el mundo tiene acceso a internet. Aquí todos somos la chispa. Sin embargo, los estados de facebook o los tweets no traerán el cambio. Tampoco lo conseguirán el ingenio ni el humor ni los divertidos montajes que encontramos en las redes sociales. La revolución en España la realizará la gente analfabeta, inculta y que no le da ningún miedo partirle la cabeza a un represor con una piedra. Esa gente es la que irá en primera linea mientras cuatro intelectuales prenden fuego a esa gasolina, pero bien escondidos. La revoluciones son fruto de la simbiosis de gente culta e inculta para un fin en común.
Pero cuanto más culto eres, más tonto te vuelves, más palos recibes y menos devuelves. Hay muy poca gente culta que de palos.
Y dicho esto, voy a esperar frente al ordenador a que toda la cúpula del gobierno dimita y convoque elecciones. @NouDiari