El informe sobre ruidos elaborado por el Ayuntamiento de Ibiza especifica en sus conclusiones que tanto por la tarde como por la noche, los niveles de ruido en el puerto de Ibiza superan los límites establecidos por la ley; límites exigibles a cualquier ayuntamiento, no solo balear, sino de toda Europa. Urge y se exige la declaración de Zona de Protección Acústica Especial aprobada en el pleno del 2 de agosto de 2016. El Ayuntamiento de Sant Antoni ya ha comenzado la tarea de devolución de derechos y cumplimiento de leyes, el Ayuntamiento de Ibiza está obligado a seguir este camino.
Del continuo y muy preocupante incumplimiento de ordenanzas, leyes, de Directivas, de la Constitución, de Convenios y tratados internacionales en el puerto de Ibiza ¿qué responde ahora la Moncloa, con Pedro Sánchez de presidente? ¿Y los jueces? Estas calles podrían reflejar la situación de cualquier barriada de un remoto estado no democrático, pero no de las calles históricas de Ibiza, incluida en las Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, y calificada como Amiga de la Infancia, y que forma parte de un Estado en el que rige la Democracia, con una Constitución vigente. Celebramos y agradecemos todos los informes de ICOMOS, en relación con la necesaria sostenibilidad del puerto y calles históricas de Ibiza, y sus específicas referencias a los problemas del ruido. Ya que se trata de unas calles con un valor histórico, cuentan con su Plan Especial de Protección, el PEPRI, que se ningunea en casi todo su articulado.
En cuanto a ocupación, el ayuntamiento sólo permite 140 centímetros libres en las puertas de acceso a las viviendas, un caso increíble de privación del espacio público y del Derecho a la Ciudad, “sólo en el puerto de Ibiza”. Todo esto contribuye al aumento de decibelios, a convertir el barrio en inhabitable. Calles de menos de siete metros de ancho y poco más de largo (Vicent Soler y otras) incrementan la ocupación de hostelería invasiva y dueña de todo. El horario de las terrazas, hasta las 4 de la madrugada, es incompatible con el descanso, se permite oficialmente por el ayuntamiento ruido atronador de altavoces hasta la 1 de la madrugada, y después llega lo que toque esa noche. Y las zonas verdes, como la establecida en la calle Garijo, (está en el PEPRI y contamos con un informe del Colegio de Arquitectos que lo especifica) no existen y se llenan de trastos gigantes, como un olivo que queda todavía en medio de la calle, testigo del veraniego adlibitum.
En el perfil de Twitter de Sa Riba se pueden encontrar documentos gráficos de la bochornosa situación que se denuncia, y contamos con más documentos de denuncia. Algunos enlaces son:
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Altavoces a todo volumen, por supuesto sin limitadores, a altas horas de la madrugada; una lamentable imagen de la mujer como objeto, con desfiles en tanga y sujetador, chillando y haciendo ruido; repetición de actividades prohibidas en los puertos, como la publicidad dinámica, con altavoces también prohibidos. Y se añade el cabaret Lío, cuyos decibelios llegan lejos, también hasta lo más alto de Dalt Vila.
En la Asociación de Vecinos de Sa Riba, cumpliendo nuestros estatutos, siempre se ha protegido a los vecinos. A los mayores, a los trabajadores, a los inmigrantes, a los niños. A los jubilados que han tenido que salir de casa todas las noches “de temporada”, hasta pasadas las cuatro de la mañana, porque no aguantan el ruido, convirtiéndose en refugiados errantes y sin derechos en su propio barrio; a los ancianos que, hasta el pasado año, han tenido pared con pared un pinchadiscos subido en un balcón; a todos los que no resisten los injustificables macroconciertos de ruido electrónico sin limitadores, que se pueden oír a kilómetros de distancia, el último, perpetrado este año. A todos los que sufren el ruido descontrolado y los excesos del barrio. A los menores, que tienen que estar especialmente cuidados y no lo están. También algún propietario de negocio de ruido, que poseía pruebas de denuncias muy específicas, llamémoslas de convivencia, nos ha pedido que le acompañáramos al ayuntamiento, y así lo hemos hecho, buscando soluciones.
En esta línea de actuación vecinal se sitúan las denuncias contra el ruido que en su tiempo efectuó Juan Tur Ramis, que fue presidente de una Asociación denominada de Vecinos y Comerciantes. Así, por ejemplo, El B. O. C. A. I. B. de fecha 29-01-1994 Núm. 1141, recoge sus denuncias: «Causar molesties als veins amb el excessiu volum de la musica i infraccions a horari de la música», que consiguieron sus correspondientes multa: «10.000 pts i revocació de la llicència municipal d’entrada en funcionament d’aparell~ musicals de l’establiment».
El alcalde entonces era Enrique Fajarnés, el mismo que hacía que todas las terrazas del puerto se levantaran a las 12 de la noche con el eficaz sistema de lanzar las máquinas limpiadoras a la calle. Tur Ramis merecería que su labor, perpetuada con un monumento en el puerto, fuera también reconocida en el mundo práctico con la implantación de medidas definitivas de defensa contra estos altavoces y horarios, contra el ruido y con protección de todos los derechos que ampara la Constitución, tratados y Convenios firmados por España. Por su interés, se incluye un enlace a los derechos vulnerados por el ruido, en un gráfico por la Asociación Vecinal del Barrio de las Letras: https://t.co/qW0bGiMTA0
El ruido, un grave problema en toda Ibiza, se ha utilizado como tortura en cárceles y situaciones de guerra. En el puerto es electrónico, insoportable, dañino; supone una privación de derechos vejatoria y denigrante, hace sufrir. Tanto ruido, tanta antidemocracia, es increíble en el siglo XXI. A los insultos, indeseables exabruptos del lobby del ruido, faltas a la verdad, que retratan muy bien a quienes los emiten y que incluso se publican en medios de comunicación,- como en Nou Diari del 18 de noviembre- se añaden también otras graves situaciones de acoso personal, muy preocupantes, puestas ya en conocimiento del Ayuntamiento. ¿Reaccionará esta institución?
Sabemos que esta situación va a cambiar, la Democracia al final gana, incluso en reductos dictatoriales, con malas prácticas enquistadas, como son las calles del puerto de Ibiza. Ayuntamiento de Ibiza, Consell Insular de Ibiza, Gobierno Balear, Autoridad Portuaria: no queremos ni un altavoz más, exigimos un medioambiente sostenible y normal, terrazas levantadas en horario europeo, como en Sant Antoni; reclamamos libertad, cumplimientos, igualdad, respeto, espacios verdes, espacio público sin ocupación, queremos un barrio habitable, no una ruidoteca asfixiante; que cuente el bien común y no una caja registradora insaciable. Sin más favores, sin más privilegios. Ruido no, derecho al descanso, basta ya. Que llegue el cambio. Nunca más puerto party.
Por Cecilia Galbis,
Presidenta de la Asociación de Vecinos de sa Riba.
Y del ruido que provocan día y noche los barcos de Balearia, nadie habla?
Se ve que la publicidad de está empresa en los medios informativos pesa mucho.