Esta semana se celebra la Semana de la Movilidad en toda Europa, una iniciativa a la que se suman municipios de todo el mundo. Curiosamente, España es el país dónde más regiones se adhieren a esta campaña. Y digo curiosamente porque parece que todavía estamos lejos de otros países cuyas grandes ciudades se llenan de bicicletas al mismo tiempo que se vacían de coches y motos.
La transición en el mundo de la movilidad está pasando delante de nuestros ojos y lo está haciendo a una velocidad de vértigo. No se trata únicamente del avance tecnológico, o de un cambio en el modelo económico, sino también de un cambio social. Antiguamente, tener un coche en propiedad era equivalente a adquirir la mayoría de edad y era una herramienta que convertía a su propietario en una persona independiente, libre. Era, incluso, un símbolo de poder socioeconómico. Sin embargo, la realidad empieza a ser otra: el renting va ganando terreno al vehículo en propiedad. Y en las ciudades que pueden disfrutar de un buen transporte público, así como de otras alternativas, ya ha quedado de manera definitiva en un segundo plano.
La tendencia es clara. La apuesta pasa por el transporte público, por las vías alternativas y ecológicas a la hora de moverse y por dejar los vehículos particulares de lado. Pero la casa no debe empezarse por el tejado. El vehículo particular no lo dejaremos de usar por imposición, sino cuando tengamos alternativas reales a su uso.
Y aquí entramos en juego los responsables políticos de Eivissa. Debemos desarrollar y ejecutar, de manera conjunta con los ayuntamientos, un plan de carriles bici que conecte toda la isla. Debemos licitar un nuevo servicio de transporte público bueno de verdad para todos los ibicencos. Son dos prioridades a las que no podemos dar la espalda, ya que no nos lo podríamos perdonar ni como cargos públicos ni como ciudadanos. Y puedo asegurar que para conseguirlo no faltará ni la voluntad ni el trabajo.
Por Javier Torres
(conseller de Innovació, Transparència, Participació i Transports)