Querida Vicky:
Me ha alegrado enormemente recibir noticias tuyas después de tanto tiempo, y sobre todo me encanta que por fin te hayas decidido a volver a visitarnos.
Verás, cuando llegues, que ha habido algunos cambios muy positivos desde que te marchaste de la isla, hace ya casi doce años. ¡12 años ya! Y sin embargo, a pesar de todo el tiempo transcurrido, oigo aún tu voz, triste y decepcionada, lamentando cómo había cambiado la isla desde aquel día en que decidiste quedarte a vivir entre nosotros: “Cuando me vine aquí, en los años 70, todo era muy diferente. Para empezar, desde Vara de Rey hacia afuera había muy pocas calles asfaltadas. Los niños jugaban en la calle: al escondite, a las canicas, al fútbol. Las niñas jugaban a la chinga en cuadros que trazaban en suelo, a la goma, a la cuerda. A veces montaban puestos improvisados donde vendían cuentos y tebeos, que sujetaban con una piedra sobre unas simples cajas de cartón. Los que tenían tiendas, a menudo sacaban una silla a la calle, y se sentaban a tomar el aire, y a charlar con los que pasaban. Había coches, sí, pero pocos. La bicicleta era un medio de transporte habitual. Las calles eran aún de la gente. Pero ahora, en pleno siglo XXI, ¡esto es un desastre! Niños jugando, ninguno, y sillas en las aceras, menos, ¿Cómo va a haber, si están llenas de coches por encima?
Las calles están totalmente invadidas: coches en marcha, coches aparcados, coches dando vueltas y más vueltas, con el único objetivo de lograr meterse en un aparcamiento antes de que se lo quite otro, motos por todos los lados, sin que nadie mueva un dedo por controlar el ruido. Caminar por la calle es no sólo peligroso, sino ¡hasta humillante! Humillante porque las calles están diseñadas exclusivamente para el tráfico rodado, y el que va a pie se ve obligado a sortear toda clase de obstáculos: papeleras, señales de tráfico, postes de electricidad, obras en la vía sin ningún aviso, aceras con las baldosas rotas o ausentes … Y la bici, ¿me quieres decir tú quién es el loco que se juega la vida subiéndose a una bici en este caos?”
Sí, Vicky, recuerdo muy bien tu sermón. Pero, ¿sabes qué? ¡Pues que todo esto está cambiando! El tráfico se ha restringido en algunas zonas de la ciudad, por ejemplo en Dalt Vila y La Marina, y otras, como Vara de Rey, la Plaza del Parque, se han peatonalizado totalmente. Pero sobre todo, de lo que te quería hablar era de los carriles-bici. Hacía años que se hablaba de promocionar el uso de la bici, para descongestionar el tráfico y bajar los niveles de contaminación, hacer de Vila una ciudad más agradable, más humana, etcétera, etcétera. Pero no se hacía nada. Y ello a pesar de que ya no eran sólo las bicis las que reclamaban su espacio: monopatines, e-scooters, y otros que ni siquiera sé como se llaman también luchaban por abrirse paso. Ahora era un montón de gente la que arriesgaba la piel por entre los coches, con los conductores dirigiéndoles miradas furibundas, por encima de las aceras, … un desastre. Hasta que apareció un grupito de ciudadanos, decidido a que se hiciera algo.
No te aburriré con los detalles de cómo sucedió todo. Sólo te diré que este grupito, después de conseguir en tiempo récord el apoyo de un montón de asociaciones de vecinos, de APIMAs, entidades deportivas, y de absolutamente todos a quienes se lo pidieron, se reunió con el Ayuntamiento y el Consell varias veces, y al final, un día, empezaron a moverse las fichas.
Así, Vicky, me alegra poder decirte que hoy día, por fin es posible moverte cómodamente en bicicleta con seguridad y tranquilidad, por dentro de la ciudad y por fuera. Se ha creado una súper red de carriles que une los barrios periféricos con Vila y entre ellos mismos. Ahora te puedes desplazar con la bici desde, por ejemplo, Es Viver, hasta Puig den Valls, o Jesús, por decir algo. Y los carriles, no te creas que son sólo cuatro rayas en el asfalto: están protegidos. En Vila se han hecho carriles en todas las avenidas principales y también en algunas calles que atraviesan la ciudad de norte a sur. Y ¿te acuerdas del primer cinturón de ronda, esa carretera que tenía la ciudad medio estrangulada? Pues esa también tiene carril bici. Ahora, vayas donde vayas, hay un carril que te lleva hasta una distancia de cien metros de tu destino, como máximo.
¿A que suena bien? Al principio había algún colectivo que no estaba demasiado convencido, ya sabes, sobre todo los comerciantes. Pero al final ha resultado que la ciudad ha ganado en todo, y se ve más gente por la calle, y más gente en las tiendas y las cafeterías.
Por cierto, algunas de ellas han ocupado una o dos de las plazas de aparcamiento que tenían en frente para habilitarlas como terrazas, animando así la vía y creando un ambiente la mar de agradable.
En fin, Vicky, que cuando vuelvas por aquí, el día que quieras nos cogemos las bicis y nos damos una vuelta para que lo veas.
Hector Bonet es miembro del movimiento ciudadano A Vila en bici
¿¿Ésto es un artículo de opinión??
Parece un panfleto propagandístico de Alcaldía.
Lo que, sumado a las decenas de obras de última hora que estamos sufriendo en Ibiza, me hace pensar si no se le podría meter una querella al alcalde; por jorobar sistemáticamente la vida de todos los ibicencos. Y, encima, casi tenemos que pedir perdón.
N’hi ha un fart.
Se ha creado una super red de carriles bici…jajajaja!!!!!!!!
Mirad el «carril bici» debajo del puente que une la zona de Correos con la Policía Nacional.
Es más grande el cartel de la obra financiada con fondos europeos que el tramo de carril.
Sin entrar a valorar la necesidad de la medida. En algún momento tendré que recordar esta frase: «Y los carriles, no te creas que son sólo cuatro rayas en el asfalto: están protegidos.» Protegidos de qué? Acaso van flotando por el aire? Al apartar las bicis de enmedio se crean nuevos cruces que pueden ser más peligrosos que dejar las bicicletas integradas en el tráfico.
Parece que antes de que se empezaran a destinar fondos públicos a carriles bici que se usan muy poco, nadie usara la bicicleta, y no es así. Facilitar dónde dejar la bicicleta de forma segura podría tener un impacto tan grande como estos carriles para que se use más la bici.