Un año más, y ya son más de cincuenta, la prestigiosa organización católica ‘Manos Unidas’ lleva adelante su campaña para promover una conciencia social que fomente el desarrollo integral de cada persona, de toda persona, porque todas sin excepción son amadas de Dios y Dios nos quiere tanto que cuenta con nuestra compromiso y colaboración para hacer llegar su amor. Manos Unidas es una puesta en acto de ese compromiso.
Este año el lema de la campaña es “No hay justicia sin igualdad”, y ello nos hace ver que hay personas víctimas de violencia, explotación económica, libertad, capacidad para disfrutar de los mismos derechos o tomar decisiones. Y cuando es así, no hay justicia, más aún, no hay caridad, no hay amor. El hombre y la mujer tienen la misma dignidad; ambos son imagen de Dios. Siendo diferentes se complementan y en esa reciprocidad entre lo masculino y lo femenino se realiza plenamente lo humano. Sin embargo, en muchas zonas es evidente que esa igualdad no existe y son muchas las mujeres que sufren las consecuencias de ello.
Con la campaña de este año Manos Unidas se pretende defender y promocionar la situación de la mujer, un planteamiento que, basado en la igualdad fundamental entre el hombre y la mujer, beneficia equitativamente a ambos y defiende igualmente los derechos de cada uno. Si no se cumple eso no hay justicia, porque no hay igualdad. El hombre y la mujer han sido creados por Dios para crecer justamente y amarse recíprocamente, favoreciendo el bien recíproco. Así se genera una sociedad que responde plenamente al plan divino. Contra ese plan está la pobreza, la falta de atención sanitaria, de formación humana y educación, el comercio y abuso sexual, la desfiguración del matrimonio y la falta de protección a la familia. Y en esos campos, muchas veces, muchísimas, es la mujer la primera perjudicada, la mayor víctima. Y mientras esas situaciones continúen se impide el proyecto de Dios sobre la persona. En ese proyecto es donde hay libertad, amor, realización perfecta y verdad, y al margen del mismo se carece de bien y se vive en el error y la destrucción.
Buena, pues, la labor de Manos Unidas al favorecer la igualdad del hombre y de la mujer, con programas de eliminen las desigualdades e injusticias ofreciendo soluciones para ello. Siendo importantísimo el papel de la mujer en la sociedad y en la Iglesia, como bien han recordado recientemente el Beato Juan Pablo II, especialmente en su Carta Mulieris dignitatem (15 de agosto de 1988) , con ocasión del Año Mariano, y en la Carta a las Mujeres (29 de junio de 1995), dentro del Año de la Familia, así como Benedicto XVI en tantos documentos e intervenciones, entre ellos el Mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y refugiado de 2006, buscar la igualdad y evitar la discriminación es una tarea de redención y liberación al que los cristianos particularmente y todas las personas en general no pueden sustraerse. En ese camino va este año Manos Unidas.
Es menester defender la dignidad de todas las personas y de trabajar en favor de la liberación de quienes están amenazados o sufren las consecuencias de una desigualdad injusta, Para ello hay que comprometerse a sostener la dignidad de todos y a fomentar una renovada solidaridad, concediendo una mayor atención al cuidado de esas personas. En ese sentido es necesario el anuncio de la Buena Noticia de la liberación integral que nos trae Dios por medio de Jesucristo y que transmite la misma Iglesia. Organizaciones católicas como Manos Unidas, como tantas Congregaciones religiosas, fieles a la Palabra de Dios, testimonian y promueven esos campos a favor de la dignidad humana, de la dignidad del hombre y de la mujer.
Liberar a los oprimidos, a los carentes de derechos, como expresión del amor, es un verdadero comportamiento propio del discípulo del Señor (Cf. 1 Cor 13, 1-3). Manos Unidas trabaja en toda España y por ello sirve y colabora en Ibiza y Formentera. En todos nuestros pueblos, a lo largo del año, tenemos actividades para favorecer esa acción que este año buscará que haya justicia porque hay igualdad, más aún, que haya amor porque se promueve la ayuda. Con el trabajo de los espléndidos voluntarios de Manos Unidas, con la contribución de los benefactores, con el beneficio formativo procedente de tantas actividades, la obra de la Delegación diocesana de Ibiza llega más allá de las fronteras de nuestras Islas, contribuyendo a realizar proyectos que pondrán por obra el lema de este año, favoreciendo la justicia porque se promueve la libertad. Oración, porque sin Dios no se puede hacer nada; trabajo, porque Dios nos ha confiado tareas; servicio altruista y cualificado porque así es efectivo. He ahí el camino de Manos Unidas al que os invito, hombres y mujeres de Ibiza y Formentera, haciendo así más real el plan de Dios de que todos seamos iguales y vivamos como tales. Por Vicente Juan Segura, Obispo de Eivissa
Seria possible que el nostre bisbe escrivís en la nostra llengua alguna vegada?