Este martes varios centenares de personas vinculadas al movimiento ecologista y al partido Més per Mallorca, que afortunadamente en Ibiza están fuera de las principales instituciones debido al rechazo social que generan sus planteamientos políticos y también, –y principalmente–, su gestión en la pasada legislatura, llevaron a cabo una protesta alrededor de la sede de la presidencia del Govern balear en Palma.
Protestaron contra la masificación turística y lo hicieron justamente cuando la presidenta Francina Armengol y el conseller de Turismo, Iago Negueruela, se encontraban en el Patio de La Misericòrdia, celebrando la Nit del Turisme y entregando los Premios del Turismo 2022, que reconocen el turismo circular, las buenas prácticas sociales, la responsabilidad social, la igualdad de género y la sostenibilidad, entre otros aspectos sociales y medioambientales.
Pero ni por esas. Los socios ecosoberanistas de PSOE y Podemos en el Govern, en su enésimo ejercicio de deslealtad sin límites, mandaron a la regidora del Ajuntament de Palma investigada por delito medioambiental, Neus Truyol, y al diputado autonómico Joan Más ‘Collet’, a rodear el Consolat de Mar.
Justamente en la legislatura de la pandemia que paralizó absolutamente toda la economía de Balears; en la legislatura en la que se ha recobrado la actividad turística y se roza el pleno empleo y hay récord de contrataciones de fijos discontinuos; en la legislatura en la que el Govern aprobó un decreto contra el turismo de excesos, con medidas concretas a aplicar obligatoriamente en Sant Antoni de Portmany, Magaluf y Platja de Palma; en la legislatura de la nueva ley turística que apuesta por la circularidad y la sostenibilidad medioambiental; en la legislatura de la moratoria de nuevas plazas y una progresiva reducción de plazas hoteleras en el próximo cuatrienio; en la legislatura de la limitación de cruceros en el Puerto de Palma; en la legislatura que se ha hecho todo esto, con el voto a favor de Més en el Consell de Govern y en el Parlament, ahora vienen estos y piden acabar con la masificación turística como quien pide acabar con el hambre en el mundo o que se termine la guerra de Ucrania.
Los varios centenares de manifestantes que describen las crónicas periodísticas del asedio al Consolat de Mar, son, en su mayoría, funcionarios. Pocos hay entre esos que se ganen la vida gracias al turismo, aunque es gracias a los que nos visitan y a la actividad económica que generan, como se pueden pagar sus salarios y pensiones. Pero esto a ellos les da igual, porque les parece que en el mes de agosto hay demasiados turistas en Baleares.
El mantra de diversificar la economía y de no poner todos los huevos en el mismo cesto, se lo podríamos aceptar cuando no llevaban más de siete años en el Govern balear. Dado que gobiernan, hay que exigirles responsabilidad y menos postureo. Si tienen propuestas que hacer, que las hagan. Pero que no vengan con cercos a la sede de la presidencia del Govern, porque todos sabemos que lo hacen porque en mayo del año próximo hay elecciones. No se puede estar en misa y repicando. O al menos, no se debe.
Joan Miquel Perpinyà