Cuando la tierra a la que perteneces es un tesoro, es inevitable plantearse ciertas ideas y caer en contradicciones.
Es agradable que personas de más allá del horizonte valoren y aprecien nuestra Ibiza pero al mismo tiempo hay momentos en los que nos gustaría cerrarnos a cal y canto y que nadie más perturbe este frágil equilibrio. Recuerdo cuando ciertos compañeros de instituto se dedicaban, en épocas lejanas donde google maps no se imaginaba más que en ciencia ficción, a quitar o tapar los carteles que indicaban el camino aPunta Galera, a Porroig o a Cala Aubarca… para que solo pudieran merecer llegar los que conociesen el camino.
Hoy, en una Ibiza acostumbrada a los excesos de la gente incívica, a los accidentes violentos y continuos; y al absurdo “balconing” británico, se echa de menos esa inocencia en la que tapar un cartel del camino te salvaguardase de tanto tarado mental, cuya presencia es un ataque.
Por eso, cuando te invitan a la presentación de un filme sobre Ibiza, que parece salido de la nada, el primer instinto es desconfiar. Confieso que es lo primero que sentí. Y aunque vivimos inmersos en una sociedad que etiqueta a los ibicencos en base al grado de sangre autóctona que uno tenga, y que te da puntos por cada apellido payés de tu genealogía (cosa con la que siempre he sido crítica y que me recuerda mucho al Ariernachweis pero hoy no he venido a hablar de nazis) en el fondo nos halaga que nuestras pitiusas sean un destino soñado para gentes de todo el mundo.
Pero también nos enorgullece que personas inteligentes y con un gran talento sepan ver la magia de esta isla, más allá del mundo de las fiestas y la música electrónica. Eso me ha pasado con las dos películas de las que quiero hablar hoy. Muy distintas entre sí, pero con un sentimiento en común, en el que realmente late un amor por esta tierra.
“La corriente” dirigida por Jesús Lloveras refleja los miedos e inseguridades que tres personas viven para superar una pérdida. Todos ellos convergen en una Ibiza todavía sumida en la pandemia, y en la que cada secuencia ha sido rodada con respeto y con cariño, mostrando una Ibiza luminosa, con su maravillosa naturaleza salvaje y que contagia el optimismo. Son tantos rincones de Las Salinas, mi lugar de nacimiento, los que aparecen retratados en este filme, que acabas sintiendo que los personajes siempre formaron parte de este paisaje único.
Carlos, Julio y Alba se cruzan en un laberinto de emociones en el que no se pierde ocasión de mostrar la belleza de nuestro entorno, como un catalizador necesario que haga realidad el destino de cada uno de ellos.
Pero algo similar ocurre con el documental “Ibiza entre Palabras, Versos y Canciones” de Eva Santamaría. Su inquietud natural la lleva a conocer a personajes entrañables, muy dispares entre sí, que representan algún elemento de tantos que caracterizan a nuestra isla, y que van ofreciendo sus ideas y vivencias, como las miguitas de pan, hasta construir una particular declaración de amor por una tierra que, también en post-pandemia, recibe a la directora con los brazos abiertos. Y a pesar de que el formato es de un documental, también vemos que es la semilla de algo mucho más grande, de lo que espero que todos podamos ser testigos. Porque la belleza de la vida reside en esas conexiones, en esos encuentros casuales, o “causales” que nos hacen pensar en una orquestación por parte del universo, en la que de pronto, todo cobra sentido.
Tanto “La Corriente” como “Ibiza entre Palabras, Versos y Canciones” son dos formas únicas de expresar el aprecio hacia nuestra isla, por la belleza de sus paisajes, y por la sabiduría de los escritos que los sabios dejaron. Amor por esos vínculos humanos que, milagrosamente, parecen concentrarse especialmente en esta ínsula mágica…
Como suele decirse, “Ibiza, o te atrapa, o te expulsa”. Y espero, de todo corazón, que nuestra querida isla atrape con fuerza y cariño a estos dos fenomenales talentos que tuvieron la valentía de alzar su voz para mostrar la hermosura de las Pitiusas, haciéndolo contra viento y marea, y enfrentándose a un mundo hostil que parecía estar deparándonos solamente miedo, caos y oscuridad.
Por suerte, Eva Santamaría y Jesús Lloveras, supieron ver la luz que envuelve a nuestra Ibiza, cada uno a su manera, dejándonos estas dos películas magníficas que son un auténtico regalo.
Ana Olivia Fiol
Presidenta de la Asociación de Profesionales del Audiovisual de Ibiza (APAI)