@D.V./ 1818. España intenta sofocar los movimientos independentistas latinoamericanos y, con una Armada inexistente después de la derrota de Trafalgar, necesita comprar naves para trasladar asus tropas desde la Península hasta América. Para eso, el rey Fernando VII ordena comprar cinco navíos y tres fragatas a Rusia por un total 13,6 millones de rublos, una cantidad que al cambio de ahora no sé a cuanto ascendería, pero que debe ser mucha pasta. El caso es que cuando llegó la flotilla a Cádiz, los barcos estaban podridos y eran incapaces de cruzar el Atlántico. Negocio ruinoso para España, que perdió las colonias americanas, perdió una cantidad enorme de dinero pero, al parecer, negocio redondo para El Deseado, ya que el Monarca se embolsó una jugosa comisión.
¿Conclusiones de esta historieta? Bueno, una puede ser que a los Borbones eso de cobrar comisiones ya les viene de lejos, ahora que hemos descubierto el auténtico significado de esas expediciones en los que El Campechano acompañaba a los Botín, Florentino Pérez y Villar Mir en esos viajes a dictaduras árabes ya que, con el Rey al lado, es bien sabido que es más fácil hacer negocios. Pero mi reflexión va hacia otra dirección y es el amor irrefrenable que sienten los patriotas hacia el dinero público.
Porque tras perder el Imperio, Fernado VII el Deseado se lamentó amargamente de la gran pérdida territorial y, de cara al exterior, debió quejarse del oprobio que había sufrido la Patria, de la mancillación del nombre de España, etc etc… y eso, tras haber enviado a sus tropas en barcos putrefactos y tras meterle un sablazo a las arcas del Estado. Algo muy parecido sucede hoy en día. Basta con echar un vistazo anuestros prohombres políticos y económicos, pasando desde el Campechano hasta el Registrador de la Propiedad, ministras, ministros y consortes, banqueros y enormes patriotas todos ellos, gente a los que le duele España, que siente España en lo más hondo de sus entretelas, que oyen la palabra España y experimentan una erección, pero que no tienen empacho ninguno en saquear, rapiñar, sablar, lavar dinero negro, desviar fondos a paraísos fiscales, destrozar el tejido productivo, convertir el país en un mar de cemento o en un inmenso casino-prostíbulo, aniquilar la investigación, el desarrollo y la sanidad pública, y llenarse los bolsillos con lo poco que le queda a un país devastado. Realmente, hay amores que matan.
¡Ojo! Que eso se puede aplicar a todos los patriotas. Ahí tienen a los señores Mas y Pujol, con la fortuna familiar en Liechtenstein, a Convergència que tiene la sede embargada y que (presuntamente) se financió irregularmente, a Unió Democràtica que metió la caja en fondos europeos -esto sí se puede decir con tranquilidad, porque hay sentencia-… y a todos los grandes independentistas que lo que quieren es montar un cortijo propio para que Madrid no robe, es decir, para poder robar ellos solos en su cleptocracia. Mas no es Bolívar sino, más bien, un Macias Nguema o un proyecto de satrapilla tropical.
Hagan la prueba. Cuando encuentren a alguien que diga dos veces la palabra España en una frase -y sustituyan España por el nombre de cualquier otra patria, provincia, región o tribu- no lo duden: están ante un chorizo.
Totes les pàtries són iguals. Tots els polítics són iguals. Tots els partits són iguals ,etc etc etc.
Està de moda aquesta musiqueta. Sona molt bé per un esperit tèbiament àcrata però que en realitat amaga la pròpia incapacitat de fer res. I com que no fer res crea escrúpols de conciència, és més fàcil enganyar-se dient que tots els professors me tenen mania, que totes les opossicions ja estan donades, que qualsevol esforç és inútil, que no canviarà res mai.
La meva pàtria és allí on jo dic «bon dia» i em responen «bon dia». No m’ho ivent jo : abans ho va dir Josep Pla. I si som un xoriço per estimar els Països Catalans, m’ho he de fer mirar, perquè no tenc un duro !
PS: sense ofendre, els més antinacionalistes solen ser espanyolistes tímids. Sempre acaben per demostrar-ho. I tu, (amb perdó) probablement també.
I no tenc res en contra. Faltaria més.
Guilhem, les teves opinions són molt vàlides i respectables. Però et recordo que, per exemple, l’any 1936 Josep Pla va haver de triar entre la pàtria i la cartera, i no ho va dubtar.
Efectivament, Josep Pla, Francesc Cambó i Eugeni d’Ors són el trio d’intelectuals que preferiren a Franco abans que a la República. I Josep Pla de fet va fer d’espia per l’exèrcit feixista, cosa que jo mai li podré perdonar.
Però això no demostra res. Davant aquestos tres estan els milions de catalans que es deixaren la pell lluitant contra el feixisme. Quan va acabar la guerra, la meitat de militants d’ERC eren a la presó o directament morts. Ells perderen la pàtria i la cartera.
Sense oblidar a tots els espanyols que també ho van fer, és clar.
Yo, en este tema, y tal como dice mi nick, soy de la opinión de Séneca: «No he nacido para un solo rincón; mi patria es el mundo entero». También comparto la frase que afirma que «Si ellos son la patria, yo soy extranjero». Es decir, al final resulta que soy extranjero en todas partes, que es mucho mejor que ser patriota de un solo sitio.