Qué tiempos nos ha tocado vivir. Cada día que esta sociedad avanza más, vamos cuesta abajo y sin frenos. Estamos llegando a unos límites, que dependiendo la enseñanza que quieras dar a tus hijos, te ganaras el odio y el desprecio de una buena parte de esta sociedad.
Somos muchos los que de un tiempo a esta parte hemos oído y seguimos oyendo la expresión “género”, y doy por hecho que una mayoría se imaginan que solo se trata de una forma en la que referirse a la humanidad dividida en dos sexos, a saber, hombre y mujer (lo sé, soy muy raro), pero la realidad es que detrás del uso de esta expresión se esconde toda una ideología desnortada, que lo que pretende es hacernos creer que una gran parte de esta sociedad estamos equivocados.
Lo que realmente quiere este movimiento ideológico es que cada quien puedan pertenecer al tipo de género que quieran pertenecer, es decir, que todo género sea igualmente válido, ya sean hombres y mujeres heterosexuales, homosexuales, lesbianas, transexuales y los bisexuales, fruto de la decisión de cada persona, libertad que todos los demás deben respetar.
Frente a todo este despropósito, tengo muy claro que si un hijo de 5 ó 6 años me dice que se quiere vestir de princesa, o de camarera, le diré que no, y le diré que no porque el nació niño; y los niños son príncipes, o vaqueros, etc; a mi hija la apuntare a ballet, música, etc. Pero, si veo que mi hija tiene talento para jugar al fútbol, o al rugby, que nadie dude de que yo, como padre, seré el primero en acompañarla y dando gritos de apoyo desde las gradas, pero lo que nunca haré es apoyar comportamientos o conductas masculinas, como tampoco estaré de acuerdo con que alguien le caliente la cabeza acerca de que existen diferentes géneros, (España reconoce oficialmente 37 géneros y 10 orientaciones sexuales).
Le enseñaré (como cristiano) que no existe un tercer, ni cuarto, ni quinto género, que hay solamente dos cromosomas, Sí, solos dos, y que Dios creó a Adan y a Eva (Génesis 2). Si, ya lo sé, soy un retrógrado, autoritario, legalista, mente cerrada, fascista; no le puedes obligar a la criatura», y bla, bla, bla.
La realidad, es que sí puedo obligarle, de la misma manera que cuando no se quiere comer las verduras, le obligo a comerlas, como le obligo también a dormir a una hora determinada, a hacer sus deberes, acepillarse los dientes, etc.
Porque nos guste o no, en la vida hay reglas, y estas son totalmente necesarias, no se puede hacer todo aquello que uno desea, como quiere y cuando quiere. Y no, no por eso le amo menos, más bien al contrario, porque le amo, debo imponerle reglas. Y esas reglas, de ninguna manera, permitiría que vayan contra mis principios éticos, morales y religiosos.
Ahora bien, dicho esto, si mi hijo/a una vez adulto (18 años), viene y me dice: papá, a partir de hoy quiero ser cangrejo, transformer, vegetariano, vestirme como mujer, cambiar de sexo, ser espiritista, caníbal, vampiro o un árbol… bueno, ahí será oooootra la historia, pero antes no, de ninguna manera, sencillamente, porque yo no voy a renunciar, ni a rehuir de mi responsabilidad como padre, y de mi obligación de explicarle las cosas como son, no como quieren hacernos creer los cuatro políticos de turno, y algunas organizaciones.
Creo que es tiempo de empezar a hablar, y no callar ante la imposición de una ideología de género, de la LGTB, del aborto, que dicho sea de paso, sirve para recibir cuantiosas donaciones económicas, y para que en España exista un maltrato por parte del Estado hacia los varones heterosexuales a raíz de una jurisprudencia feminista radical, y que según mi criterio, no se ajusta a la legalidad amparada por la CE (Art.14 y 16).
Por no decir la cantidad de millones de euros que se destina a esta ideología. Cuando estos millones de euros, ¿no serían mejor empleados en educación, sanidad, I+D, etc?
Y qué decir de nuestra flamante ministra de desigualdad, Irene Mentira, y de su equipo feminista, que animan a la penetración anal de lo hombres para lograr la igualdad o defender la quema de iglesias a reconocer relaciones con menores o pedir la eliminación del “Black friday” por racista, o que el al cambio climático es machista.
Me encanta ver la capacitación y el conocimiento empírico de estos personajes. Se nota su conocimiento de la ciencia, especialmente acerca del ADN. No quiero seguir callando más, ya que si otros tienen todo el derecho a opinar, e imponer su ideología, a burlarse e insultar a los que piensan diferente, yo también tengo todo el derecho de expresar mis ideas.
Y a quien le pique, ajo come. Ya está bien de creer que las opiniones de los demás son válidas y las mías no. A otro perro con ese hueso. Por cierto, los niños tienen pene, y las niñas vulva, es por si alguien no lo sabía.
Por José Luis Torres Ramón