Me levanto todos los días a las 6:20 de la mañana. Mientras me visto, me tomo una infusión, voy recogiendo cosas de la casa y doy de comer y de beber a mis animales.
Salgo de casa a las 7, recojo a una compañera y nos vamos para el hotel. Allí nos quedamos unos minutos en el comedor del personal esperando a que llegue la hora de empezar. A las 7:30 cada una está ya en su puesto de trabajo para dejar limpio y ordenado todos los bajos del hotel, recepción y todos los salones. A mí me toca la recepción y la entrada del hotel, barrer, fregar, limpiar el polvo, limpiar los cristales y las barandillas.
A las 8.30 vamos a desayunar, no más de 15 minutos, porque entonces nos echan la bronca. Después bajamos a la lavandería a coger toda la ropa y la lista de trabajo y así cada una se va a su sitio correspondiente. A continuación en 3-4 minutos tengo que tener preparado mi carro de trabajo.
Te dan 16 toallas grandes y 14 pequeñas. Ya sabes que ese día vas súper estresada porque solo con hacer tres habitaciones ya no te quedan toallas, porque cada habitación (tiene tres o cuatro personas más una cuna) y no te dan porque no quieren sacar material. Los jueves ni tenemos toallas ni sábanas y así no podemos trabajar.
Antes llevábamos 21 y 22 habitaciones, ahora al haber compañeras de baja tenemos que hacer 22 o 23 habitaciones (en 2 o 3 plantas diferentes), con tres, cuatro, cinco y hasta seis salidas todos los días. Mientras más salidas menos tiempo para el resto de habitaciones que tenemos que limpiar como tarea de cada día. A veces tenemos menos de 5 minutos para hacer una habitación con 3 camas y una cuna, con su terraza y su baño.
En las salidas nos exigen mover todos los muebles y cuidado no te dejes un grano de arena porque te echan la bronca, ni una mota en los cristales y espejos. Por norma no podemos tardar más de 20 minutos por salida pero cuando encuentras una de esas habitaciones en las que no sabes lo que han hecho, se tardan más de lo imprescindible y entonces tienes que correr mucho más para poder bajar a comer y terminar a tu hora.
La hora de la comida es de 13 a 13.30 h. Después seguimos con la rutina y pensando que no me queden más de 4 habitaciones, si me quedan más tengo que volar para acabar mi jornada.
Nunca nos hablan bien, solo cuando te tienen que pedir que le hagas algún favor, como por ejemplo que en tu día libre vayas a trabajar, porque no tienen suficientes mujeres para cubrir el trabajo, pero de contratar una mujer ni se habla ni se les ocurre. Si ninguna de nosotras no les diéramos los días libres, tendrían que contratar a más personas, pero lo que pasa es que no te obligan, pero te coaccionan.
Por eso, cuando estamos pidiendo la jubilación anticipada no es por capricho, este trabajo es inhumano, el trato hacia nosotras es machista y humillante y si protestas por algo siempre te dicen lo mismo “ahí está la puerta”. Pero si te quejas porque tienes un poco más de trabajo de lo que crees que puedes hacer, te echan la bronca, te dicen que “me tenéis hasta el coño”, o cualquier otra palabrota, o “si no te gusta, es lo que hay, te vas al director” y si no “puerta”.
Te piden el día libre pensando que tú no necesitas descansar y que te da igual o quieres ganar dinero. Yo no necesito más dinero (aunque me gustaría), no soy rica. Mi cuerpo necesita descansar los dos días que me toca porque somos humanos, no somos máquinas.
Y mi jornada laboral acaba a las 16 h, aunque antes tengo que recoger el carro, limpiar el office, tirar la basura y entregar la ropa sucia.
Después de acabar mi jornada laboral, me voy a casa y llego sobre las 16,15 h. Me tomo un café y descanso el tiempo del café. Y a continuación me toca las tareas de la casa, entre ellas, poner la lavadora, recoger, planchar (cuando tengo ganas) y guardar la ropa.
Mi activismo como kelly, me ha llevado a que muchas tardes tenga trabajo extra, entre ellos llevar la página de Facebook de las Kellys de Ibiza y Formentera, contestar mensajes y whatsapps. Además me he liado la mata a la cabeza y hemos conseguido traer la CGT a Ibiza y Formentera. Desde entonces, invierto muchas horas y tardes en este nuevo proyecto para intentar mejorar la situación laboral de las trabajadoras y trabajadoras de nuestras islas.
Luego llego a casa y toca la cena, recoger la cocina, ver un rato tele….
Y por último doy acabada la jornada a media noche porque ya no aguanto más y pensando que a las 6,20 h sonará de nuevo el despertador.
Por Milagros Carreño.