Cuesta creerlo, cuando lo ves desenvolverse en público, tan circunspecto y modosito, pero es cierto: José Ramón Bauzá, presidente de esta comunidad, es un hombre de fuerza y a poca ocasión que se le dé es capaz de obras parecidas a las de Dios, sólo que un poquito más modestas. Apenas lleva un año de gobierno y ya se ha sacado de la manga una nueva isla para Balears, lo que en argot político significa que no es nada baladí. Y se ha sacado la nueva isla, Palma, con el mismo aplomo que un prestidigitador se saca un conejo de la chistera. Ahí es nada, una isla a la que no hay que alimentar para que crezca, sino que está ya bastante nutrida a base de subvenciones, ayudas, enchufes, inyecciones de liquidez, inversiones y demás óbolos que se reparten tan limpiamente que nadie se entera. Como dice el dicho, quien parte y reparte (y no comparte) se lleva la mejor parte.
O sea, que Bauzá, presidente de todos los habitantes de Balears, ha decidido que su Palma está mal o insuficienmiente financiada y que sus compañeras de archipiélago tienen que arrimar otro hombro para corregir esta injusticia. A lo tonto, a lo tonto, Palma se está quedando con todo el poder (y todo el dinero) para que Palma reluzca como un sol mientras los demás nos quedamos mirando los nubarrones que atenazan nuestro cielo, con unas infraestructuras que dan risa por lo miserables o, al revés, por lo desproporcionadas. Palma, en realidad, es una isla dentro de una isla, pero se le va a dar tratamiento de gran dama, que es lo que siempre han deseado los palmesanos. No pude compararse Palma con la delciciosa Menorca ni con la libertaria Eivissa ni con la apacible Formentera.
Pero para destacar las diferencias entre las cuatro hermanastras era preciso que apareciese Juan Salvador Bauzá y pusiera las cosas en su sitio. Palma será la reina de esta nueva aristocracia. Las islas menores, que por algo se llaman menores, pueden ocupar si se hacen acreedoras al título de dama de compañía o de ujier de Palacio. Los enanitos bufones podrían ser los pequeños islotes que rodean a las cuatro mayorzotas: es Daus, s’Illa des Penjats, es Malvins, sa Dragonera y Tagomago, si nos deja Norma Duval. No se conocen aún detalles sobre la ceremonia de coronación de la reina, pero apuesto a que será muy bien recibida por sus súbditos del resto de Mallorca, Menorca, Eivissa y Formentera. Vamos, que espero que el presidente declare también próximamente isla aparte a sa Penya o Dalt Vila, de Eivissa. Vamos a acabar teniendo un archipiélago más numeroso que Canarias. Si no lo hace, promoveré un movimiento de emancipación de la Comunidad que hará temblar a Artur Mas.
Per reina et refereixes al bombero?