Hace ya más de 10 años que el actual presidente de México se autoproclamó así mismo “presidente legítimo” del país, cuando la formación política que hoy lidera, MORENA, aún no existía y él encabezaba la lista del PRD, partido más de izquierdas en ese momento que no hoy en día.
En ese momento ni un tímido Zapatero se atrevió a dar lecciones de democracia al país mexicano, siendo que, la violencia generada por el narcotráfico se encontraba en un despunte que llevaría a la famosa Guerra del Narco de Felipe Calderón, ya anunciada en su campaña electoral. Una guerra que hasta el momento sigue costando más vidas que la centenaria revolución mexicana.
En ese momento gobernaba George W. Bush, y tampoco él se dignó a declarar el apoyo a una u otra candidatura, ni al fraudulentamente electo presidente Felipe Calderón ni al “legítimo presidente” Andrés Manuel López Obrador. Estos hechos, desde la declaración de la Unión Europea, hasta la declaración de Estados Unidos, al que tenga dos dedos de frente, le parecerá un acto hipócrita, y sólo aquellos que aplauden una intervención en Latinoamérica por parte de Estados Unidos (siempre con fatales consecuencias una y otra vez) se centrarán en exigir a Maduro lo que no han exigido en otras ocasiones, con un nivel de corrupción mucho mayor en otras situaciones, con unos niveles de violencia bastante superiores en esos contextos.
Esta hipocresía creciente entre los políticos (léase explícitamente Felipe González), que a su vez degenera en la hipocresía ciudadana, juzgando al pueblo venezolano, en lugar de cuestionarse las relaciones con Arabia Saudí y el Gobierno español, en lugar de cuestionarse la justicia injusta española que suelta a la manada y manda a prisión a los políticos catalanes.
No sólo hay que ver la hipocresía de un sector de la población mexicana que exige a Andrés Manuel López Obrador que se mueva a favor de Estados Unidos, porque aunque así parezca, posicionarse aquí, no será a favor de Guaidó y el pueblo venezolano, será posicionarse a favor de los empresarios ávidos de explotar nuevamente Venezuela, y de que las empresas americanas se llenen los bolsillos a costa de la población, como pasa siempre que Estados Unidos apoya a un candidato, o lo lleva al poder directamente vía un golpe de Estado, como ha hecho en otras bastantes ocasiones en América Latina y en Medio Oriente, posicionarse aquí, no será posicionarse a favor de España, Pedro Sánchez, será posicionarse con las empresas españolas.
Hoy nadie recuerda al presidente de izquierdas en México hace 13 años pidiendo el apoyo internacional, porqué, porque no había en juego el capital de las multinacionales. Hoy nadie recuerda lo sucedido entonces en México, nadie recuerda que Arabia Saudí se deshace de periodistas críticos a base de torturas y métodos atroces, nadie recuerda la guerra sucia de Arabia Saudí con Yemen, nadie recuerda los políticos catalanes en las cárceles españolas… A todos se les llena la boca con la palabra ley y legalidad y legitimidad, pero todos hacen gala de la hipocresía e ignorancia cuando se abrazan a la palabra democracia.
Porque no hay que olvidarlo, Maduro es presidente electo de Venezuela tanto como Felipe Calderón, tanto como Salinas de Gortari, tanto como Cristina Kirchner en Argentina, tanto como Bolsonaro en Brasil, y bastante más democráticamente que Pedro Sánchez.
Por Miguel Carranza Guasch
Pedro Sánchez exigiendo elecciones en Venezuela, mientras aquí él no lo hace y se aferra a la Presidencia como a un clavo ardiendo…El grado de oportunismo político de los socialistas no tiene límites.