Quiero aprovechar y felicitar a todas las personas y asociaciones que recibirán alguna de las distinciones que el Ayuntamiento de Sant Antoni entrega a sus conciudadanos más destacados y aunque todos merecidos, quisiera sin embargo destacar, con todos los respetos hacia los demás, la Medalla de Oro que concederán a Vicent Marí Prats.
Vicent no solo es un exalcalde de Sant Antoni. Marí Prats es, sin duda, una de las personas más respetadas y apreciadas, no solo de Sant Antoni, sino de gran parte de la isla de Eivissa. Un empresario que ha triunfado, serio, recto, cumplidor como así lo demuestran las palabras de agradecimiento de sus empleados, de los cuales algunos llevan docenas de años juntos.
En la política ha rechazado multitud de propuestas y ofertas que no acababan de entrar en su ideología de línea centrista, y de no sumisión ni a Vila ni a Palma de Mallorca y mucho menos a Madrid, actitud que ha tenido desde el principio y que ha mantenido siempre de forma muy coherente y admirable.
Vicent es tambien, junto a mi amigo Joan Prats (Cavalles), una de las personas que más saben de la historia, de los grandes acontecimientos y de los “susaits” de Sant Antoni.
Vicent Marí Prats proviene de una de las familias más importantes de la Villa de Portmany, su padre, Pep de s’estanyer fue uno de los impulsores de la Cooperativa Agricola de Sant Antoni, capitaneó la Sociedad Deportiva Portmany y además, entre otros, fue el último alcalde anterior a la dictadura y curiosamente su hijo Vicent ahora premiado, en 1979 fue también el primer alcalde del municipio cuando regreso la democracia a nuestro país.
Vicent quiere de corazón a su pueblo, jamás en su vida hizo nada que pudiera perjudicar a su municipio y como debe ser, es muy ibicenco, pero él se siente tremendamente sanantoniense y sin embargo en algún momento ha sido hasta mal tratado por algún sector político fanático.
Medalla de Oro que a mi juicio debió de concederse ya hace tiempo, la cual es razonadamente justa y sin duda merecedora y que como es el caso, se tiene que hacer en vida. Y porque estoy contento y feliz por ello, no quiero manchar este bonito acto, pero sí al menos quiero dejar claro que si bien es habitual que dichas distinciones se aprueban en pleno por unanimidad, lo cierto es que ello ha sido posible gracias a que “alguien” que forma parte de la corporación actual lo propuso en su momento. No siempre todo es lo que parece.
Por todo lo cual quiero felicitarle por esta Medalla de Oro, a él y a esa maravillosa familia que tiene y de la que también Vicent debe de estar orgulloso.
¡Enhorabona Don Vicent!
Por Pep Ribas Ribas